martes, 13 de julio de 2010

Términos medios

Estamos rodeados de términos medios. Mientras todo a nuestro alrededor va "progresando" y se va adentrando en los confines mismos del conocimiento curiosamente nos encontramos cada vez más sumergidos en el mundo de las dudas. El absoluto se ha convertido en nada más que un punto de referencia. La verdad es que ya nada es del todo asegurable, nos dicen. La insatisfacción se está convirtiendo cada vez más en la regla. La inseguridad en la cotidianidad. Vivimos inmersos en un mundo que supuestamente alienta el conocimiento, el avance, el saber, sin embargo lo cierto es que lo único que alienta es la falta de certeza en algo. Nos llenamos de "por qués" y los "porque..." se vuelven difusas e intangibles figuras. El hacer afirmaciones severas respecto a lo que es o no correcto se convierte cada vez más en un arte y se va alejando de ser una evidencia. Ya no encontramos opiniones verdaderamente radicales de personas que consideramos probas.

Todo aquél que haga una aseveración real, directa y franca sobre algo, es inmediatamente clasificado como absurdo, crédulo, loco, religioso, o llanamente en " alguien que no puedo ser". En este mundo que ha decidido adorar la ciencia y sus métodos, la fe parece ser totalmente obviada. Se nos ha olvidado que hasta los más grandes descubrimientos científicos han nacido de este mismo don. ¿Quién ha llegado a ver un cero absoluto? ¿Quién en su vida ha visto un electrón? ¿Por qué nos basamos en conocimientos previos para desarrollar nuevos? necesitamos tener fe en lo que una autoridad nos dice, así se ha esparcido y propagado nuestra cultura, pasando de uno a otro la antorcha del saber. Nadie ha nacido aprendido y es inútil reinventar la rueda. Creemos en la "fe sustentada", pues aunque no sabemos de dónde con detalle vienen conocimientos como el teorema de Pitágoras, composición química del agua, la fotosíntesis, lo que sí sabemos es que sin duda alguna una persona muy sabia y capaz los desarrollo, sustentó y publicó hace muchos años, en lugares que difícilmente hemos visto, en épocas que no están en nuestra línea cronológica mental y por medio de razonamientos muy abstractos y ajenos a nosotros. Pero evidentemente, defendemos a capa y espada todo esto, porque es cierto. A MI NO ME CONSTA pero es cierto.
Llega cualquier persona profesando fe en Dios y en lo que hace, en su poder y en sus maravillas, en lo que Él es, ha sido y siempre será. El único ser que ha sido capaz de definirse a sí mismo como EL QUE ES, que ha necesitado de nadie y de nada para sustentarse así mismo...siempre fue y siempre será, e inevitablemente se le juzgará de crédulo, falto de criterio, absurdo, otro aleluyo...

Hemos vivido en una sociedad sustentada por la fe en lo que hacen los demás, hicieron los demás, en lo que se ha dicho, en lo que se hizo, y no somos capaces de creer en el único y gran creador. Por Él y para Él son todas las cosas. Tenemos evidencias latentes del diseño humano, del diseño de la naturaleza. La complejidad detrás de una simple célula es aún mayor a la de cualquier supercomputadora diseñada por el hombre. Más aún lo hermoso y perfecto de nuestro cuerpo, nuestros sentidos, nuestro tacto, los ojos con los que estás leyendo en este momento, viven un proceso de absorción de luz, traducción y asimilación del mensaje por parte del cerebro. Todo esto tan vaga y burdamente descrito por mí en estas líneas. El acto de vivir es en sí un milagro. Pero no...todo es obra de la casualidad.
Ahora bien, si hay un diseño necesariamente ha de haber un propósito. ¿Qué arquitecto planea una edificación sin pensar en su fin? una vivienda, una oficina, un restaurante. ¿Qué diseñador inventa cualquier dispositivo sin pensar en su uso cotidiano? ¿Qué inventor busca desarrollar algo sin antes tener un propósito para lo mismo? Si bien hasta las canciones y los poemas tienen una meta, buscan apelar a alguna emoción, resaltar algún sentimiento...con más razón la vida misma tienen un sentido, tiene una razón de ser.
Dios hizo al hombre, a imagen y semejanza suya. No lo hizo para que yaciera inútil y sin oficio durante 80 años, lo hizo con un fin. Dentro de su gran capacidad de determinar hasta que un ojo sea distinto al otro, una mano diferente a la otra, estuvo de igual manera diseñar un propósito individual para cada uno de nosotros.

Así como cualquier científico desea cuidar sus inventos, asegurarlos, mantenerlos protegidos, convertirlos en patentes y estos se convierten en parte de él mismo, Dios desea que su creación tenga una relación con Él. No podemos hablar de la relatividad sin hacer mención de Einstein, tampoco podemos hablar de la humanidad sin hacer mención de Dios. Hay una relación, no los desasociamos. Las patentes no son animadas, nosotros sí, es por ello que Dios no sólo quiere que seamos parte de su creación sino que tengamos una relación con Él.
La Biblia es entre muchas otras cosas un gran manual de conducta para el desarrollo humano. Un gran manual inspirado por Dios, con un mismo mensaje como línea conductora (pese a que fue escrito en un lapso de aproximadamente 3000 años y por cientos de hombres distintos en todos los sentidos): la reconciliación del mundo con su Creador, el acercamiento máximo entre la obra y su Diseñador.

"De tal manera amó Dios al mundo que dio a su hijo unigénito para que todo aquél que en Él cree no muera mas tenga vida eterna."
No puedes hablar de Dios sin hacer referencia a sus tres personas. "si si, yo creo en Dios pero en Jesús...no, y del Espíritu Santo sólo se lo que va al final del Padre Nuestro". Como bien lo dice el Génesis en sus primeros capítulos, el hombre se separó de Dios por medio del pecado. Como bien lo decía Isaías, Dios envió al mundo a su hijo, cual cordero, para que limpiase el pecado del mundo. Así mismo lo relatan los evangelios 700 años después del mismo Isaías. Finalmente en el Apocalipsis se describe a detalle el final de esta historia, el cual creo yo estamos viviendo. La única intención de Dios a lo largo de la historia ha sido acercarse a nosotros.

Hemos sido constantemente cegados por nuestro alrededor, hemos tropezado continuamente y aunque no creemos en Dios terminamos adjudicándole la culpa a Él. No nos hemos tomado la molestia de en verdad conocerlo. El Dios del que hablo no es un ser ajeno a la humanidad, distante y burlador de la misma, es un Dios lleno de infinito amor, lento para la ira y pronto para escuchar...atenderte..amarte. Es un Dios que quiere una relación contigo y que ha enviado a su Hijo por ti.
Deja de pensar en Dios como un ente distante y abstracto. Es mucho más real y tangible de lo que siempre has imaginado. Jesús en verdad murió un día por tus pecados.