lunes, 23 de septiembre de 2013

24 el 24

Consideré apropiado escribir hoy, ya que una vez en la vida uno cumple los mismos años que horas tiene un día o que el día mismo de su nacimiento. A casi un cuarto de siglo uno empieza a ponderar, a sopesar las decisiones tomadas hasta el momento y a, quizás lamentablemente, compararse con la media de aquellos que tienen una edad semejante a la propia. Puedo ver que tengo unos años más que Milley Cirus, por ejemplo, la misma edad que Piqué, el sr. de Shakira. Ya estoy llegando a esa edad en la que las reinas de belleza dejan de ser tomadas en cuenta para participar en aquellos concursos, o se ven medio "viejonas". Ya me di cuenta que en definitiva no soy un genio para la música, las matemáticas, cualquier trabajo que involucre fuerza y destreza, ni los idiomas. Ya sé que por más que me encanta cantar, no me tocó ser Christina Aguilera, y por más que me guste bailar, no formaré parte de ninguna compañía de ballet internacional. Lo más importante que he aprendido es que cada vez que creo que sé algo sobre la vida, Dios me muestra que no tengo ni idea..."Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin."
24 son las horas de un día, 24 es el día que Dios designó yo naciera, 24 son los años que cumplo.
Ya siendo más seria...he comprendido que no habrá dinero que me haga feliz, pues también he visto que por mucho que uno tiene, parece que le falta y va por más. Veo que mis posesiones jamás me harán mejor o peor persona, sin embargo lo que hago con ellas sí puede hacer una diferencia. Entendí que lo que uno hace por otros y quizás para uno puede no representar mayor esfuerzo, puede potencialmente marcar la vida de esos otros (un abrazo, una sonrisa, una palabra de aliento en un mal día, por ejemplo).  He entendido que el amor como me lo vendieron no existe, pues no llega porque sí, de forma gratuita, sino que requiere y representa un esfuerzo importante de dos destinos que deciden aliarse y unirse para enfrentar un futuro incierto pero junto a brazos conocidos y ciertos. Comprendo que aunque mis padres no son perfectos, son la mejor decisión de Dios para mi vida en tal menesteroso rol. Entiendo que si bien a veces no comprendo a mi hermano y quizás son muchos los años que nos separan, sin él mi vida no tendría un sentido. Por otro lado, he entendido que la violencia no es culpa de la droga ni de las armas, sino de la indiferencia de las personas, la falta de duelo por lo que es de uno (su país), la negligencia de las autoridades (la corrupción) y el poder de tres sujetos con infulas de Pablo Escobar que manipulan a una sociedad aletargada (por medios que hipnotizan) y sin ganas de hacer nada por sí misma. Esto lo he aprendido tanto de Colombia como de México. En los últimos 10 años de mi vida, he aprendido que la hospitalidad no es una excepción, sino la regla. He aprendido a comer quesadillas de queso, y quesadillas de champiñones, he reemplazado las arepas por gorditas y el ají por pico de gallo (aunque no sea tan fan de estos dos últimos). He entendido que si uno quiere estar cerca de alguien, va a buscar la manera, sino, no. Entendí que por más diplomas que uno tenga, como alguna vez oí a alguna profeta decir, "conocimiento que no ejerces, no te pertenece". 
He aprendido muchas cosas, todo lo que sé lo he aprendido en estos últimos 24 años...jajaja, pero ya veo que la vida no me alcanzará para discernir si quiera todo lo que se puede conocer en esta tierra. 
Sin embargo no me molesta. Creo que he comprendido bien mis restricciones en medio del mundo en el que me correspondió vivir. Y me hace feliz el saber que en todos estos 24 años ha habido un Dios poderoso guiando (a veces a la buena, a veces no tanto) mi manera de andar. De alguna forma, Dios ya me ha permitido trascender. Y no por ser la mejor en algo delante de todos, la más rica del mundo, la más inteligente (lo que ya había establecido antes, jajaja) sino porque en un momento Dios me usó para mejorar la vida aún que sea de una persona. Con una persona que uno consiga alegrar, ayudar o cuya vida pueda facilitar, ya hubo trascendencia, ya no pasó uno de noche en este planeta.
Y eso me gusta de cumplir 24 años. Vamos por unos 90 más, mínimo :p 

miércoles, 12 de junio de 2013

Pensando en canciones

Por motivos que aun no entiendo, quizás Dios sabrá, hace poco empecé a aprende a tocar el piano...o su pariente lejano y no tan elegante, el teclado. El objetivo inicial es que aprenda a tocar alabanzas y adoraciones, y las he tocado, pero también he tocado otras cosas.
En mi búsqueda dentro de las alabanzas actuales, temiendo un poco ofender a cualquier músico que se respete, llegué a encontrar que la mayoría de las alabanzas y adoraciones que más me han acercado a la presencia de Dios o por lo menos, que así lo he sentido, están asentadas sobre bases sencillas de 4, 5 o a lo sumo 6 acordes.
De hecho las que más me han hecho sentir pequeña al lado de Dios constarán de 3 o 4 acordes. Y eso me parece maravilloso, porque sé que estoy a penas aprendiendo y que de verdad casi no sé nada de música, pero no por eso no puedo inventar algo para Dios y por un instante sentir que le estoy cantando al oído en simples notas cargadas de agradecimiento, sentimientos encontrados...
Hay mucho que me falta aprender de música, no por nada habrá gente que pasa su vida entera aprendiendo de este tema...sin embargo la noción de que sólo 3 acordes me permitirán entrar o acercarme un poco a la presencia de Dios me satisface mucho. Entiendo que no en la abundancia de las progresiones y complejidades en inversiones está la presencia de Dios, sino en la verdadera intención del corazón. Así que entiendo que adorar a Dios no es complejo, lo único que Él busca es adoradores en Espíritu y Verdad. La música es el acompañante, pero jamás el protagonista.
Si uno tiene la posibilidad de adorarlo debería, porque trae una convicción, un sentimiento, una firme noción de que las cosas simplemente están bien y lo van a estar. De que la audiencia siempre estará satisfecha, porque Él es la audiencia. De pronto las armonías, los relativos, los ritmos, tienen un sentido. Nada es tan simple y a la vez tan complejo.


domingo, 10 de febrero de 2013

Evangelio culpable

Quizás el pecado de muchos, que con afán de seguir la voz de Dios han complicado la llegada de otros tantos delante de Él sin involucrarlo mucho, ha sido dejar muchos de los conceptos que fueron la base de la Fe en Jesús como abstractos. Nos hemos quedado en un evangelio completamente teórico y muchas veces etéreo, hermoso en sus palabras pero vacía en su practicidad. Como una buena clase de filosofía. Como una conversación con un psicólogo. Pero la gente no necesita más teoría. Ya la tiene, en todas partes. En los programas, en sus hogares, en la radio...tenemos motivadores masivos. Y tantos domingos escuchamos hablar de los milagros de Jesús, y más de una vez habremos oído el "y ustedes harán cosas mayores", promesa que Dios dejó en sus deseos. Pero escasos son los que hacen caso de esa verdad. Y aunque ahora no creemos en que Dios sólo nos premia si hacemos bien o castiga si hacemos mal, y aunque ahora de hecho sabemos que somos hijos de Él y que tenemos acceso a todas sus promesas, palabras de vida, bendiciones...seguimos en una etapa completamente discursiva de nuestras convicciones. No hemos sido lo suficientemente seguros como para ejecutar sus instrucciones y hacer milagros. Y el mundo necesita milagros...los enfermos necesitan ser sanados y los muertos deben ser resucitados. Las almas están hartas de discursos motivadores, están cansadas de palabras de afirmación sin obras que las respalden...políticos, profesores, padres, hermanos e hijos habrán dicho tantas cosas y no actuado conforme a ello. Cuando nosotros hablamos en nombre de Dios y no hacemos conforme a lo hablado estamos nada más reforzando este sentimiento de insatisfacción, desilusión y tristeza que las personas ya traen en sus pensamientos, pero ahora haciendo que sobre Dios descanse esa culpa.