Tomando provecho completo de la iluminación divina (llamarlo racha de inspiración suena demasiado insípido y falso) por la cual de pronto he decidido escribir con mucho amor, quiero evidenciar lo cursi que he descubierto ser. Pese a que muchos no les ha resultado novedad alguna (eso he escuchado) a veces la realidad simplemente te golpea. Lo que me gusta y odio a la vez de este golpe es que vino sin aviso, sin embargo resulta profundamente efectivo para un cambio ( tema que tanto ha rondado mis pensamientos últimamente).
Temo pues que esta cursilería crónica de la cual padezco me ha convertido en blanco de cantidad contable (no infinita) de malestares amorosos. Es necesario tomar una medida al respecto, por lo cual he decidido reducir la cantidad de televisión que veo. No me continuaré engañando, años de tutoreo de películas del estilo Blancanieves, Cenicienta, e infinidad de versiones remasterizadas y "turbo renovadas" de las mismas necesariamente hacen mella en las definiciones primarias de lo que deben o no ser las relaciones entre hombre y mujer que tiene cualquier persona en desarrollo.
Curiosa y paralelamente hoy en día ya las historias han tomado nuevos sentidos, variaciones de toda índole, en las cuales no pretendo profundizar, pero que como leit motiv manejan la misma insensatez que sus antecesoras.
Por otro lado, quizás para los hombres el alimento cerebral ha sido distinto. Más aún con la tendencia en el aumento de videos cuyas protagonistas entre más cerca de aparecer como Dios las ha traído al mundo, mejor. Pero la verdad no los he de juzgar, si conmigo apelaron a las fantasías románticas y a las palabras dulces para venderme el príncipe perfecto (y de alguna forma lo compré...), ¿porqué no habrían de apelar a los encantos visuales de cuerpos esculturales de mujeres inverosímiles con ellos?
En fin...toda esta cuestión de la correcta o incorrecta concepción de una relación romántica ha resultado una excelente forma de distraer tantas inseguridades y problemas de estima. Por lo cual por fin he entendido bien lo que dice el 2 mandamiento "amarás a tu prójimo como a tí mismo". Es evidente que si uno mismo no se ama, de ninguna forma será capaz de amar a su prójimo (sea o no en tono romántico). Amarse implica necesariamente una aceptación y la capacidad de entender que siempre es posible volver a empezar. Amarse a uno mismo es comprender que se puede fallar, pero siempre habrá manera de mejorar.
Cada ser es valioso por las características que lo distinguen de los demás, por cómo dice las cosas, por cómo concluye las ideas.
Uno es valioso porque con lo poco o mucho con lo que ha llegado al mundo ha logrado hacer cosas nuevas, definir criterios propios, tener valores propios , expresar cada pensamiento de manera tan distinta, dejar huella en la vida de otras personas (así sea sólo la misma madre que los trajo al mundo): uno tiene un valor adquirido ya de entrada.
Quizás de esta forma amar al prójimo como a sí mismo sea un mandamiento más fácil de asimilar. Si ya sabes qué te hace diferente, te aceptas y en lo posible buscas mejorar tus fallas, encuentras la estancia en este mundo mucho más agradable. Las sonrisas y los saludos amables a tu alrededor convierten cada día en una buena y nueva experiencia. En una de esas la idea del príncipe y la seductora mujer pasan a último plano, y el respeto y entendimiento de que nadie es perfecto (aunque sea perfectible) se convierten en prioridades al establecer todo tipo de relaciones.
Sí...la canción de fondo que oigo es "únete a los optimistas"...sin embargo si todo está tan mal, mejorarlo no será cuestión difícil, además con la ayuda de Dios todo se convierte en algo mucho más fácil.
"I don't know if in the states they still trust in God, but I do."
Miles de bendiciones....=D