martes, 13 de julio de 2010

Esta bendita espera

Bien dice el libro de Eclesiastés: "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora...tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar...tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra y tiempo de paz" (3:1-6-8). Mi problema Señor no yace en el entender esta realidad, no en lo absoluto. Soy plenamente consciente de nuestra transitoriedad, de nuestro estado permanente de cambio...entiendo que no siempre es posible ganar ni siempre nos debemos ver obligados a perder. Se pues que también dices que somos "transformados de gloria en gloria en tu misma imagen, por la acción del Espíritu del Señor" (2 Cor 3:18), no permanecemos en gloria ni fuera de ella, son momentos, prolongados o cortos, pero finalmente momentos (esto lo escuché de algún sabio amigo mío).

La irreversibilidad detrás del tiempo se muestra en cada una de las decisiones y acciones que tomamos. Creo que alguna vez ya había escrito al respecto. Contigo no hay vueltas atrás, temo pues que la máquina del tiempo permanecerá como un distante e inalcanzable sueño en la mente del hombre.

Mi problema nace en el discernimiento de tiempos correctos, en el instante correcto para tomar una u otra decisión. Estoy segura de que el esperar es una decisión, así como lo es el amar. Sin embargo no es de sabios ni estar esperando ni estar actuando continuamente. Es una balanza muy sensible.