martes, 13 de julio de 2010

Descomposición...

Estadísticamente hablando el mundo ha llegado a los máximos grados de desconfianza, la juventud, uno de los motores principales del futuro, está cada vez más desesperanzada, le importa menos lo que pase o no con su entorno, enajenados en mundos virtuales omiten lo real que sucede en sus vidas. John Lennon decía…life is what happens to you while you’re busy making other plans. Quizas ahora podríamos decir…life is what happens to you while you’re in msn, twitter and facebook checking someone else’s plans. Quién manda, quien mandará, cómo lo hará, en qué creer, la verdad, ya no importa. Siempre y cuando mis necesidades inmediatas sean satisfechas no tengo por qué preocuparme por lo que sucede o deja de suceder. Jamás serás lo suficientemente delgado, lo suficientemente alto, lo suficientemente inteligente, lo suficientemente adecuado para una sociedad cuyos estándares se modifican tan rápido como los índices de la bolsa de valores, los cuales a propósito, ya hemos decidido no tener. No sólo no tenemos valores, los que en algún momento llegamos a tener han sido transfigurados y convertidos (en los mejores casos) en su antónimo directo. Lo que antes debía ser de alguna forma ahora no lo es, quizás por la nueva ola de libertad de pensamiento, creencia y decisión con la cual todos hemos decidido movernos, pues todo lo nuevo siempre será mejor ¿no? Lo de antes es anticuado, es obsoleto, no es útil…sin embargo fue precisamente sobre lo viejo y obsoleto que sentamos las bases de la sociedad actual y todas sus nuevas tendencias, sus corrientes de pensamiento y sus revolucionarios sucesos.
En medio de tanta incertidumbre los índices de suicidio entre jóvenes se disparan, el aumento de desempleo parece exponencial y por más promesas que se hagan, ya el gobierno no tiene credibilidad. Toda institución es puesta en duda, su funcionamiento, ingresos y usos de los mismos se cuestionan…ya ni las buenas ideas y planes presupuestales pasan desapercibidos ante el juicio público.

El tiempo pasa más rápido, el ánimo cae de igual forma, el amor va perdiendo su valor y de pronto se convierte más en una tendencia que en el sentido mismo de todo lo creado. La existencia en sí cada vez se ve más cuestionada, sin embargo el no hallarle respuesta ya no representa un problema mayor…de cualquier forma seguimos existiendo y en medio de tanta descomposición debemos continuar siendo. Tanta libertad ha llevado a toda la humanidad a ser esclava de las más mediocres ideas, las cuales ya no tienen por qué ser originales, simplemente se retoman y repiten. Cualquier moda con un fundamento ligeramente convincente se convierte en la forma correcta para vivir, por lo menos durante los próximos cinco minutos. Hemos dejado de decidir y hemos empezado a delegar las decisiones que marcaran el curso de nuestra existencia a otras personas. Si hoy no me importa, ¿por qué habría de importarme mañana?