martes, 31 de agosto de 2010

En qué momento

Veo cómo todos nos vamos enclaustrando tanto en nuestra pequeña burbuja de aceptable realidad (si mínimo buena fuera...), mientras nos desasociamos por completo del resto de la humanidad. Es completamente cierto que hemos olvidado el verdadero valor de las pequeñas cosas. Nos hemos sumergido tanto en nuestra eunuca forma de ver la vida, castrados a voluntad propia (o sujetos a ella pero sin intención de abandonarla) alejados por nuestro mero interés de lo bello, de lo cierto, del valor que encierra lo pequeño. Hace mucho tiempo no me sentía tan decepcionada y esperanzada a la vez. Si me fiara de tan sólo lo que veo, creo que mi mundo perdería razón de ser.
Hemos llegado a grados tan extremos de enajenación que el escuchar que hay balaceras en nuestra misma ciudad, a escasos minutos del lugar donde estudiamos, parece NI SI QUIERA INMUTARNOS. ¿Qué necesitamos? ¿qué necesitamos para entender la magnitud de los pequeños detonantes que aún se nos están revelando, como una última oportunidad divina, para corregir lo daños ridículos que le estamos generando a nuestro entorno (ya ni siquiera a nuestras futuras generaciones...A NOSOTROS MISMOS)?
¿Cómo hemos conseguido ser tan ciegos? ¿de qué manera hemos decidido desplazar por completo el mal ajeno, de reducirlo, de minimizarlo, con el afán de no incomodarnos? ¿qué no entendemos que en una sociedad tan combinada, tan mixta, tan llena de yuxtaposiciones, de conexiones que trascienden fronteras, tan finalmente globalizada, TODO lo que le pase a uno, termina INEVITABLEMENTE por afectarnos a todos?
¿Qué estamos esperando para hacer algo? Quizás, como en mi país de origen, sea necesario vernos sumergidos en las oleadas más nefastas y continuas de violencia e inseguridad para tomar una decisión, para decir NO MÁS. Para interceder, para orar, para levantarnos en paz, para buscar el bien de nuestro vecino, para iniciar un cambio de abajo hacia arriba. No esperando que sea un gobierno, que sea una institución, que sea un legislador...sino NOSOTROS mismos los que iniciemos el cambio. En verdad ¿qué esperamos? ¿que entren a dispararnos dentro de nuestras escuelas para hacer algo? ¿presenciar algún tiroteo? ¿que el narcotráfico se lleve la vida de nuestros amados? ¿que la violencia destruya alguna parte de nuestra vida para poder reconstruirla y así entonces, entorno a esa reconstrucción, levantarnos y empezar a cambiar?
En qué momento el término de "masacre" dejó de referirse a 2 personas y se convirtió en 20? ¿En qué momento decidimos que sólo nos preocuparía algún tiroteo si más de 5 personas son asesinadas? ¿en qué momento decidimos que 1 muerto estaba bien, que 2 liciados era algo natural, 4 heridos, algo de suerte? ¿en qué momento nuestro entendimiento se cauterizó tanto? ¿en qué momento nos hicimos tan profundamente insensibles?
Qué no hemos entendido que si tan solo un mexicano muere a causa del narcotráfico o un colombiano muere a causa de la violencia, una parte de nosotros ha muerto? ha muerto nuestra capacidad de asombro e interés por generar un genuino cambio, ha muerto la persona que el día de mañana pudo haber sido un gran ciudadano que trajera reformas importantes a nuestra comunidad, un hombre o mujer cuya descendencia pudo haber hecho las más hermosas obras de la literatura, una hacedora de paz...
No es posible que la iniquidad y la injusticia, lo falso y violento, lo injusto y soberbio nos sigan atropellando y nosotros permanezcamos inmóviles.
Qué tan difícil te resulta a ti, sólo a ti, empezar a tratar a los demás como anhelas y deseas ser tratado? qué tan complejo es empezar a ayudarle a esa persona que se mueve en la silla de ruedas y ves que nadie le está ayudando? qué tanto nos cuesta hacer algún tipo de servicio comunitario o un servicio social sin esperar algo a cambio, más que la satisfacción de estar sembrando, de trascender, de impactar la vida de otro para bien? qué tan difícil es ser educado con el profesor, amable con tu papá histérico, devolver a veces (eventualmente se convertirá en hábito) el mal por bien? qué tan difícil es simplemente obedecer una instrucción sencilla que dice una autoridad?
Creo que muchas veces nos hemos esmerado en complicar todas las soluciones a los problemas de nuestra sociedad con el fin de excusarnos, de darnos "chance", o "contentillo", y no tener que participar de alguna manera. No es tan difícil. Si no damos "mordidas", los policías dejarán de pedirlas. Si respetamos, nos van a respetar. El que nada debe, nada teme. Si hacemos las cosas bien, vamos a recibir lo que hemos hecho, tarde o temprano. Probablemente al inicio, por lo viciado que está nuestro entorno, los resultados no serán tan rápidos como lo esperamos, pero tienen qué llegar, serán.
El todo finalmente es la suma de muchos pocos. Puede que no tengamos domino sobre el todo, pero absolutamente todos los seres humanos tenemos poder sobre el poco, es ahí donde podemos operar, donde debemos de.

Mientras, sigo confiada en lo que no veo, porque ello es lo que me permite entender todo lo que veo y cómo transformarlo. Hablando de las cosas que no son como si fueran. Gloria a Dios...